Opinión de Pablo Castañeda
Las redes sociales se enfocan en buscar la aceptación recíproca de las personas, esto implica que los demás aprueben nuestras conductas, y para hacernos agradables se ofrecen mercancías para lucir de manera perfecta, son cosas con las que supuestamente uno se sentirá bien, por lo tanto esta herramienta tecnológica trabaja la autoestima del ser humano, sin embargo, con el paso del tiempo la gente se aísla en un mundo virtual que lo desconecta del resto, obteniéndose un resultado negativo pues el individuo llega a solo y vacío, es ahí donde descubrimos la influencia negativa de la tecnología.
Esta situación no es algo nuevo, ya se había padecido con otros medios tradicionales, sobre todo con la televisión, pero estos fueron poco a poco desplazados tras la llegada de teléfonos inteligentes, además de que fueron incapaces de maquillar sus posiciones, a la vez que se dio el crecimiento consumista de información en otros medios, tales como las redes sociales.
La guerra mediática entre distintas posiciones geopolíticas y con fines económicos se muestra a viva voz desde los noticieros, a través de programas o comerciales desde la televisión, la radio, periódicos y revistas, sin embargo, a ello se suma la ideología de cada uno para posicionar su gusto en el público, por lo que se opera una serie de pasos calculados para mostrar lo mismo hasta que la necesidad inducida se convierte en realidad.
El bombardeo de datos se ha convertido en el pan de cada día y desde que encendemos la pantalla del celular surgen las mismas imágenes convertidas en palabras, colores, idiomas, es decir, son mensajes bien elaborados con los que se induce al consumo de productos muchas veces innecesarios, pero de eso se tratan las redes sociales, aquí se presentan una tras otra, fotografías, videos, sonidos e imágenes que son del interés de quien ofrece sus productos que le generan millones en ganancias, mientras que los usuarios nos hemos convertido en su objetivo final y de paso se tratan algunos temas como el calentamiento global que se deja de lado.
Sucede que la información digital ha crecido con un índice muy alto, en la actualidad, las generaciones se han perdido en la tecnología que recibe oleadas de mensajes basados en las emociones explotando los sentimientos positivos o negativos, que crean tendencias, nuevas marcas y productos con códigos para propiciar el consumismo. Ante ello no solo nos manipulan, sino que nos controlan y dictan los mecanismos para alcanzar el anhelo de la sociedad capitalista vendiéndose todo para lograr la felicidad y aceptación del resto del mundo en la vida virtual, que es solo un reflejo de la realidad.
Y allí aparece el trabajo del mercadólogo, su objetivo es hacernos comprar un producto, servicio o ideología después de provocar una necesidad del individuo, esto mismo es como el amor y la guerra; ellos son un instrumento del capital que han sido capacitados para desarrollar y difundir técnicas que implican la manipulación directa o a través de mensajes subliminales ahora operando desde las redes sociales que causan mayores daños a los niños, a la vez que son un distractor ante los problemas reales que provocan mayor concentración de la riqueza social en manos de sus dueños y por el otro lado pobreza en los millones de trabajadores asalariados de México y del mundo entero.